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Martes 14 de Junio de 2016

¿Dónde ubicamos la violencia?

Luis Alemán es magíster en Investigación y Docencia Universitaria de la Universidad Central de Chile; licenciado en Psicología y psicólogo, Universidad de La Habana, Cuba. Egresado de magíster en Psicología Clínica, Universidad de La Habana.

Psic. Luis Alemán Rodríguez

En los últimos meses, aflora en los medios de comunicación la violencia que se genera durante las marchas, las tomas y otras acciones estudiantiles. Esa es la Violencia Directa, la más visible, la que impacta nuestras mentes de forma más abrupta y que tiene mayor repercusión en la población por el carácter que tiene en sí misma y porque es la más difundida en los medios de comunicación. Ejemplos sobran, los daños ocasionados en un Liceo en el marco de una Toma, los destrozos en la Iglesia de la Gratitud Nacional y la trágica muerte del trabajador Eduardo Lara en Valparaíso.

Hasta aquí la violencia directa, la más visible de las violencias.

Por otra parte, existe una violencia estructural, muchísimo menos visible, que proviene de aquellas instituciones que gestionan el poder de manera arbitraria y abusiva. Esta violencia utiliza una herramienta implacable: el silencio y el ignorar al otro, que es un tipo de muerte simbólica. En otras ocasiones, el abuso de poder con fines no muy claros y así, un largo etcétera. Ambas formas de violencia son muy dañinas, solo que, insisto, la primera es la más visible y la de mayor impacto y por ende, la más fácil de percibir.

Lo común, en ellas es que en su centro se encuentra el ser humano, con limitaciones pero también con muchas potencialidades, entre las que está la de aprender a gestionar sus conflictos a través de la No Violencia para lo cual es imprescindible el respeto a la dignidad de la convivencia humana, cualquiera que sea su status y rol que desempeñe en la sociedad.

Frente a estos hechos nos preguntamos ¿qué estamos haciendo como sociedad?, porque es indudable que la Educación, sí o sí, es responsabilidad de todos los actores sociales jugando un rol especial los Educadores en cualquier parte del mundo. Ellos son profesionales que poseen una clara visión de qué queremos educar y de cómo hacerlo, no son los únicos pero sí ocupan un lugar muy importante en este proceso.

Por tanto, el llamado es a resignificar la educación. En este sentido, debe tenerse una clara conciencia de la necesidad de generar aprendizajes tanto en niños como en adultos que incluyan el autoconocimiento desarrollando un concepto de inteligencia integral que incluya y fomente todas las inteligencias; Emocional, Abstracta, Ética y Espiritual, ya que para convivir y desarrollarse sanamente con otros debemos aprender no sólo contenidos sino también acerca de cómo somos, quiénes somos, y en qué lugar de nuestra vida nos encontramos. El desarrollo de las inteligencias ética y espiritual es fundamental para aprender a relacionarnos, sobre todo a la hora de gestionar conflictos de forma pacífica.

En este contexto, podemos decir que dentro de la estructura curricular se deben contemplar contenidos que favorezcan el desarrollo armónico de las inteligencias antes mencionadas.

En todas las instituciones se debiesen generar espacios de toma de conciencia de nuestra experiencia, la que nos permita desarrollarnos como personas y empoderarnos de nuestra vida, siendo capaces de identificar nuestros conflictos, posicionándonos como seres activos, creativos y autosuficientes, capaces de enfrentarnos a dificultades con herramientas que posibiliten una sana convivencia. De esta forma estaremos contribuyendo al desarrollo de la tan anhelada y a la vez tan posible, Cultura de Paz.

 

Psic. Luis Alemán Rodríguez
Facultad de Ciencias de la Educación.
Universidad Central de Chile