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Viernes 15 de Septiembre de 2017

Centro de Investigaciones criminológicas de la FACDE presentó resultados de estudio en torno a la dimensión subjetiva de la criminalidad

Los resultados fueron presentados este jueves en un seminario que fue organizado en conjunto con la Subsecretaría de Prevención del Delito.

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¿Qué es la inseguridad o el miedo al delito? ¿Es posible medirlo y, de ser así, cuál es la utilidad de su medición? ¿Cómo explicar el que la percepción de inseguridad en Chile se haya mantenido prácticamente constante mientras las tasas de victimización durante la última década fueron a la baja? Son algunas de las preguntas que buscó responder la investigación desarrollada por el Centro de Investigaciones Criminológicas de la Justicia Penal, de la Universidad Central de Chile.

Con el financiamiento del Fondo Nacional de Seguridad Pública 2016, el estudio pone en cuestionamiento una de las principales paradojas que evidencia la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) que se aplica anualmente en nuestro país, esa según la cual las personas con menores probabilidades de victimización son las que reportan mayores niveles de temor.

El estudio muestra que dicha paradoja y en general la brecha constantemente reportada entre inseguridad subjetiva y victimización, pueden explicarse ─en parte─ porque la forma en que se ha medido la inseguridad o el temor al delito adolece de claridad y precisión conceptual y metodológica.

En efecto, el temor y la inseguridad son solo algunos de los elementos que constituyen la dimensión subjetiva de la criminalidad. Por ejemplo, los resultados muestran que la rabia frente al delito y a sus consecuencias es tanto o más importante para las personas que el temor, y sin embargo esta emoción no está siendo considerada en la medición. Por otra parte, el estudio indica que el concepto de inseguridad presenta muchos equívocos e interpretaciones, lo que puede llevar a sobredimensionar la medición de la percepción de inseguridad.

El estudio concluye que es necesario perfeccionar la encuesta, no solo para aumentar sus niveles de validez y confiabilidad respecto a la medición de la dimensión subjetiva, sino para enfocarse en medir aquello que realmente pueda ser de utilidad en materia de política pública. La encuesta debiera, entre otros aspectos, no solo abocarse a las consecuencias subjetivas o psicológicas del delito, sino también a las consecuencias sociales, económicas, médicas, etc., de las personas que han sido victimizadas. En esa línea, debiera partir por cambiar su nombre, de Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana a Encuesta Nacional de Victimización.

Los resultados de la investigación, que se obtuvieron luego de la realización de 57 entrevistas en el norte, centro y sur del país, y del análisis de la ENUSC a través de la aplicación de técnicas de estadística avanzada, fueron dados a conocer este jueves 14 de septiembre en un seminario que fue organizado conjuntamente por la Facultad de Derecho de dicha casa de estudios y la Subsecretaría de Prevención del Delito (SPD), dependiente del Ministerio del Interior.

El evento, que se llevó a cabo desde las 14:30 horas en el Auditórium 1 del edificio Vicente Kovacevic II (Av. Santa Isabel 1278, Santiago), contó con las exposiciones de Paula Medina y Daniel Quinteros, miembros del grupo de investigadores. Junto a ellos hubo un panel de expertos conformado por las destacadas investigadoras y académicas Lucía Dammert y Mónica Gerber, y por el jefe de la Unidad de Estudios de la SPD, Luis Vial. El cierre de la jornada estuvo a cargo de María Angélica Jiménez, Directora del Centro de Investigaciones Criminológicas de la Justicia Penal.